“…Me compré un perfume de tres mil pesos para que estos indios me llenen de olor a humo..»

Nikita

Lourdes sentada en el acampe
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La semana pasada fui a cubrir el acampe que se efectuó en el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat para requerir que se declare la emergencia alimentaria. Decidí hacer retratos que exhibieran a quienes solicitaban dicha ley.
 
Había todo tipo de gente con amigos, vecinos, niños.  Comían en fraternidad de ollas populares debajo de refugios provisorios que se hacían con telas y sábanas para protegerse de los catorce grados y alguna gota de lluvia que cayó. Se observaban los humitos de los fogones, juegos de cartas, fútbol y una sensación general de calma aunque se encontraban acampando en el medio de una avenida principal de la Ciudad de Buenos Aires, frente a un edificio público (lamentablemente la policía reprimió, lastimando a varios manifestantes y rompiéndole la cámara a un estudiante de fotoperiodismo)
Era incomodo pero permanecían incólumes y convencidos a sacrificarse.
 
Conversaba con ellos, oía sus motivos y anécdotas. Olía y veía esos ricos guisos. Hasta me imaginé compartiéndolos. Reconozco que varias veces me ofrecieron, pero me daba escozor aceptar.
Era tan humano el reclamo que le habían traído a los niños sus juguetes y ropas para dormir, incluso fotografié a una niña de ocho años con su osito de peluche.
Mates van, mates vienen, se hizo la noche.
 
Me acerqué a un fogón. Allí encontré a Lourdes.
 
Lo primero que me expresó fue  “… Es una mierda vivir lo que estamos viviendo. La gente prefiere vendarse los ojos y seguir aunque todos sabemos en el interior que todo se está yendo un poco más al carajo…”
Le pregunto descaradamente qué pensaba sobre los que la criticaban diciendo que era una «villera» y “choriplanera”.
 
Pensativa me contesta que la gente importa por lo que tienen en su alma y sus valores. Hace hincapié en la dificultad de aceptar críticas de un sector que ella entiende que jamás ha sufriendo verdaderas vicisitudes. Y enfatiza en la existencia de malas personas médicas, abogadas, juezas…
Cabe aclarar a esta altura del relato, en el significado del reclamo de declaración de la emergencia alimentaria: una prórroga hasta el 31 de diciembre del 2022 para que se incremente, al menos el cincuenta porciento de las partidas presupuestarias vigentes de este año, para políticas públicas nacionales de alimentación y nutrición. 
 
De acuerdo con datos oficiales de la Organización de las Naciones Unidas, a fines del 2018 había catorce millones de argentinos que no podían asegurar su alimentación.
 
“…Tengo una vida normal, al menos la que llevo para mi es normal, que es anormal para el 90% de las personas, pero la elegí así…”
Coincido con su afirmación. Pero francamente parecería que muy pocas personas hoy en día, están dispuestas a luchar activamente y no sólo a través de sofismos y redes sociales.
 
Deseo sintetizar quién es Lourdes:
 
Su papá, poseía un bar delante de su casa. A sus ocho años entendió que era un prostíbulo. Vendía drogas, era adicto a la cocaína y estuvo preso en el penal de Caseros.
 
Sabía que tocaba y lastimaba a esas mujeres que trabajaban allí.
 
Además cómo muchas no tenían con quién dejar a sus hijos, dormían en su cuarto con ella y sus hermanos.
 
“…Tenés que tener los ovarios bien puestos para saber que tu hijo está al lado y se podía levantar y verte, o tener que abrir la puerta un poquito medio desnuda, con vergüenza, para ver si tu hijo está durmiendo. Además de que te puede tocar cualquier viejo “de los que van” por dos mangos…”
 
Su mamá es una mujer alcohólica, cocainómana hasta la fecha. Inclusive recuerda que a los gritos y golpes le hizo sacar del recubrimiento de un mueble y de la pared, pulgas y garrapatas que no existían, con pincitas de depilar.
 
Me pareció increíblemente compasiva que a pesar de todo, la perdonaba.
Y la historia no se aliviana.
 
Su ex pareja, también es adicto a la cocaína. Se enamoró porque sus relaciones habían sido tan tóxicas que cuando sintió cariño le pareció un alivio. También la golpeó. Al principio sintió culpa, pero finalmente logró escapar.
 
“…Yo entiendo cuando muchas mujeres dicen que no pueden salir, tenés que tener mucha fuerza para decir que vales, que ahora vas a vivir por vos…”
 
Frente a su trágica vida, le indago sí tenía arrepentimientos…
 
Y no, no los tiene, por eso cree en la acción y se encontraba en la calle.
 
Profundiza “…No basta con cambiar de gobierno debe haber también una re educación. Yo charlo con mis hijos explicándoles los motivos, saben los por qué estamos acá. No pueden arrastrarte de la nariz …”
 
Su mayor anhelo es tener nietos y ver a sus hijos “hechos, no perfecto…”

¿Cómo te definirías? le indago.
 
Se ríe, no sabía qué responderme.
 
Entonces yo le digo que soy persistente.
 
“…Debés ser persistente. Yo estoy acá manifestándome y durmiendo en la calle con una disípela…” Se agarra el pecho me describe con dolor que entiende lo que es ser mamá e ir a mendigar comida por un hijo.
 
Hoy vive de una cooperativa con $7.500.- y la asignación de sus hijos. La mayoría de los que estaban acampando cobran lo mismo. Muchos ni logran ese mínimo.
 
“…No podés no pensar en el otro, no te puede no importar el de al lado, sos de carne, tenés sangre, vos no estás libre de nada, nadie está libre de nada, no sabés las vueltas de la vida más si tenés un hijo…»
 
Lourdes y parte de su familia y amigos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Mientras proseguía su relato yo recordaba como hacía diez días los vecinos “bien” de mi barrio quemaron el hogar de un pibe de treinta años que cartoneaba para estudiar, le hicieron perder toda pertenencia, intoxicar a su perro, volver a las drogas e irse de la Ciudad dejando su educación.
 
¿Creemos realmente que los humildes eligen vivir en la miseria, que les gusta comer únicamente fideos? 
 
¿Somos tan hipócritas que pensamos que debemos negarles la recreación, las zapatillas, cervezas, cine, salidas, ropa linda, recitales…? 
 
La sociedad les hizo creer que si nacen pobres sólo sirven para agachar la cabeza, tomar sopa, aceptar cualquier donación y estar eternamente agradecidos.
 
El estado los ha abandonado. Por eso estaban ahí.
 
Creo que Lourdes logró su redención. Sin ánimos de juzgarla, se la notaba resiliente y fuerte. Convivía con su historia y refleja sus vicisitudes en otros que esa noche dormían con un acolchado delgado en el piso.
 
Al día siguiente, doce de septiembre, se aprobó en la Cámara de Diputados la ley para declarar la emergencia alimentaria. Esta semana se tratará en el recinto de Senadores.
 
Antes de irme, un policía provocativamente mencionó en voz alta “me compré un perfume de tres mil pesos para qué estos indios me llenen de humo…” 
Se imaginarán la cara que le puse. No le interesó y sólo se río.
 
¿Quiénes dicen qué seres humanos valen más o menos?
 
¿Sos valioso por ser Argentino y no Boliviano, Peruano, Colombiano, Venezolano o cualquier migrante?
 
¿Significás menos por hacer changas en vez de tener un trabajo en blanco?
 
¿Hay más valor en  vivir en Caballito y no en una pieza en Temperley, como Lourdes?
¿Se es más respetable por quejarse de un corte de la calle mientras existe el reclamo social del hambre?
 
Ojalá haya en el mundo más Lourdes, más lucha y menos clasismo. Más asado y leche. Más educación, más conciencia social y respeto por los que no tienen las mismas oportunidades o herramientas. 
Quizás sería un mundo más justo y mejor.

6 comentarios en «“…Me compré un perfume de tres mil pesos para que estos indios me llenen de olor a humo..»»

  1. Hermoso, emociona y uno aprende. Había una película que como leitmotiv usaba una caja de bombones para explicar porque le pasaban cosas a las personas positivas o negativas. Sentí algo de eso.
    Gracias, espero más!

  2. Hola anónimo! Gracias por leerme y escribirme. Con respecto a tu comentario: 1. Cada uno lleva su historia como puede con las herramientas que tiene. 2. La mejor manera de superarse es darle el ejemplo a sus hijos de lucha. 3. Aún cuando los padres se excedan en los cuidados con sus hijos, nosotros/as elegimos la que queremos llevar. 4. Creo fervientemente en tomar acciones concretas para cambiar políticas económicas sociales, además de la educación y concientización. Saludos!

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