«PARÍ, PUTA» LA INVESTIGACIÓN

Paula Acunzo

«Entonces Dios, el Señor a la mujer le dijo: —Multiplicaré sobremanera las molestias en tus embarazos, y con dolor parirás a tus hijos…»

Desde el génesis humano fue concebida a la mujer para atravesar el embarazo y parto, como un castigo. Y así a través de la historia, se mantuvo.

“Hemos sido vistas siempre como seres defectuosos, porque el parámetro de la normalidad, para la medicina occidental hegemónica, es el cuerpo del hombre blanco…” expresa Luján  Arciadácono, politóloga, doula, coordinadora de la campaña nacional contra la violencia gineco obstétrica.

La concepción de violencia gineco obstétrica es nueva y fue acuñada en Latinoamérica. Inicialmente por Venezuela en el año 2007, en Argentina en el año 2009 y  finalmente por México en el año 2014. 

Nuestra ley de parto humanizado del 2004 fue reglamentada en el año 2015 durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Menciona derechos fundamentales de las personas gestantes como a ser informada en todo momento para que se pueda optar libremente,  ser tratada con respeto y dignidad, ser acompañada durante todo el trabajo de pre parto, parto y post parto, a no ser separada de su hijo salvo que necesite un cuidado especial.

Junto con esta ley, en el año 2009, se sanciona la ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. En su artículo 6 define las formas en que se manifiestan los distintos tipos de violencia contra las mujeres en los diferentes ámbitos y entre ellas menciona a la violencia obstétrica.

Es decir, la VIOLENCIA OBSTÉTRICA ES VIOLENCIA DE GÉNERO.

«… esa discusión sobre si la violencia gineco obstétrica es o no, una forma de violencia de género, lamentablemente todavía se está dando en muchas partes del mundo. Sin ir más lejos… en nuestro país por suerte ese debate ya fue saldado…» aclara Luján Arciadácono.

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